Here is todays aside entry or alternative entry. It is the reproduction of a piece I wrote some years ago as part of a series of 'versos escatologicos'. It has nothing to do with the principal theme of this blog and it is in Spanish. But, there you go.
El Tiempo
Quito, Ecuador
“El diario de la gente de aquí y de acá”
Miércoles, 12 de enero de 2005 Nro. 4312
Calculo social
por
Mike Coleman
Quisiéramos hacer un calculo socio-económico (una expresión maravillosa empleada por escritores y pensadores – no son sinónimos - para disimular un elevado nivel de dificultad para darnos una pista sobre lo que va a decir – una dificultad que nos gustaríamos confesar aquí al principio para que, al final, si no nos hayan comprendido, será entonces una falta de comprensión advertida y, por tanto, no será el resultado esencial de una exposición incoherente). Vamos a ver...
En la aula de ciencias naturales en el colegio siempre cuelgan tres cosas – un póster de las mariposas autóctonas del condado donde se encuentra el colegio, una foto enorme de algún animal en una postura simpática o curiosa (un mono enseñando sus dientes en el primer supuesto, o un oso polar jugando a mosquito agonizante en el segundo supuesto) y un póster que demuestra como se puede desmembrar una vaca para que se pueda aprovechar de todos sus partes, incluso hasta las patas y la cola. Es este ultimo que nos llama la atención y nos gustaría reemplazar la vaca durante un momento por el hombre – o mejor dicho el hombre labrador – y cortarle en pedazos según se hace el reparto de su labor por parte de sociedad, a sea, nosotros.
Por reparto de su labor se entiende el uso que hacemos del valor añadido (lo que en otros medios se llama riqueza) por el típico labrador – el que produce o fabrica algo, ofrece un servicio valioso o necesario, o colabora de algún modo en la realización de estas actividades que hemos inventado últimamente como alternativa a la caza de la comida y la protección del hogar con gritos y piedras – y no a la asignación de determinadas tareas entre las personas. Y el típico labrador pues hace 40 horas por semana, tiene familia inmediata y cerca, 1,6 hijos, coche, casa, cachorro y cortacésped. Sin embargo, el típico labrador típicamente no existe; tampoco representa un ideal – es meramente una lámpara que utilizamos para iluminar un argumento que, de otro modo, quedaría un poco gris – sin brillo ni sombra.
¿Entonces, como lo vamos a desmembrar, socionomicamente hablando?
En primer lugar, su vida se divide en 3 etapas mas o menos iguales. Pasa 25 años creciendo, mientras se educa y se forma. Durante esta etapa, no produce, salvo esporádicamente y sin añadir mucho valor. Luego, pasa 25 años trabajando – es decir, desempeña el principal papel de su vida, al papel que da a la luz este discurso – hasta que a los 50 años le mandamos a la calle porque ha aprendido demasiado y otra persona, mas joven y más obediente, puede hacer el mismo trabajo por menos dinero. Y finalmente pasa 25 años como jubilado (forzosos o voluntarios) hasta que se enferma y desaparece. Esto suma 75 años – algo mas de lo que nos concede la Biblia pero admitamos que las perspectivas de vida son mayores ahora que hace 2000 años.
En segundo lugar, sus 25 años de actividad productiva, tienen que costear los 25 años improductivos de sus 1,6 hijos, o sea, 40 años valor de niños. Sus propios primeros 25 años de vida fueron costeados por su propio padre.
En tercer lugar, tiene que costear los años de jubilación de sus padres – o sea, 25 años por dos que suma 50 años.
En cuarto lugar, sus 25 años de actividad laboral también tienen que costear su propia jubilación – otros 25 años más. Esto es un promedio porque obviamente algunos labradores en un estado laboralmente atónito duran mas que otros.
En quinto lugar, tenemos que reconocer que por cada diez labradores típicos, hay un típico desempleado (da lo mismo si este estado de inactividad se debe al deseo de no trabajar por parte del individuo o por circunstancias adversas ajenas a su voluntad) que añade por lo menos otros 5 años a la suma – la décima parte de la vida productiva y la décima parte de la vida dócil de cada labrador.
En sexto lugar, y aquí entramos en un territorio matemáticamente muy hostil. La pregunta es: ¿Qué parte de la vida productiva del típico labrador va para costear la existencia, trágicamente corta e infeliz, de los hambrientos, explotados, enfermos o, de otro modo, condenados a no producir ni vivir durante mucho tiempo para contarlo? Algunos dicen, sin poder demostrarlo, que un 10% del GDP mundial seria suficiente para conceder a este colectivo un mínimo de dignidad. Nos vamos a apoderarnos de esta idea entonces y le obligaremos al típico a dar 2,5 años de valor añadido a los desamparados de este mundo.
Y, en séptimo lugar, nos encontramos en un territorio igual de hostil – pero no por la agresividad de las matemáticas sino por el constante tiroteo entre los sexos. Si la mujer trabaja entonces, para efectos de esto calculo social, ella es un elemento neutro – se costea a sí misma. Incluso, en determinados casos, no típicos y por lo tanto no relevantes en este contexto, podría llegar a reducir la cuenta. Sin embargo, lo más típico todavía es que los 25 años de actividad del típico labrador tiene queservir para costear los 50 años de feliz matrimonio y convivencia con la mujer.
La palabra operativa aquí es típica – no la olviden a la hora de esperarnos en la calle con la ira puesta.
¿Cuánto suma todo esto? Suma 172,5 años...o sea que, los 25 años de valor añadido del nuestro sacrificado labrador tiene que servir para costear no solamente su propia existencia durante 25 años sino también 172,5 años de diversas formas de vida sobre esta planeta, sean vida propia o ajena. Esta suma puede verse reducida en parte porque no todos los años cuestan lo mismo – por ejemplo, un año de infancia no cuesta lo mismo que un año de un miserable hambriento en medio de un desierto ni lo mismo que un año de jubilado contento. También, la suma puede reducirse mediante aportaciones extraordinarias de los ricos – tantos los más ricos como los asquerosamente ricos. Sin embargo, preguntamos: ¿Cómo se come esto cuando este listo y sobre la mesa?
Nuestra vaca se divide de forma aritméticamente perfecta – si sobra ni falta. No obstante, nuestro labrador típico, cuando intentamos desmembrarlo, resulta que no puede responder por ni siquiera la mitad de las necesidades que le obligamos a atender. Queda despedazado y aun faltan...
Que significa este calculo para el porvenir de este mundo – pues, que estamos bien fastidiados. De aquí a veinte años, van a pasar hambre tanto en el Sudan como en San Isidro.
_________________
Mike Coleman afirma ser escritor y vive en Madrid
No comments:
Post a Comment